El Permiso de Viaje por TPS es un documento oficial que permite a las personas que tienen el *Estatus de Protección Temporal (TPS)* salir de Estados Unidos y regresar sin perder su estatus.Este permiso es necesario si deseas viajar fuera del país y volver sin afectar tu protección bajo el programa de TPS.
¿Cómo funciona el trámite?
1. Formulario I-131 (Solicitud de Documento de Viaje):
El primer paso es completar y presentar el *Formulario I-131*, que es la solicitud oficial para obtener un permiso de viaje. Este formulario debe ser acompañado de ciertos documentos que respalden tu estatus de TPS y el motivo de tu viaje.
2. Documentación necesaria: Como mencionamos anteriormente, necesitarás varios documentos, entre ellos prueba de tu estatus de TPS, tu pasaporte vigente, el Formulario I-94 (que demuestra tu entrada a EE. UU.) y una foto tipo pasaporte. Además, podrías necesitar evidencia adicional para demostrar el propósito de tu viaje.
3. Tarifa de USCIS: Al presentar la solicitud, debes pagar una tarifa a *USCIS* (Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos), que incluye la evaluación de tu caso y la emisión del permiso de viaje.El costo total de este trámite es de $1,250, lo que cubre tanto el servicio de tramitación como la tarifa oficial de USCIS.
4. Proceso de aprobación: Una vez presentada tu solicitud, USCIS procesará tu caso. Este trámite puede tardar varios meses. Durante este tiempo, es importante no salir del país sin la aprobación de tu permiso de viaje, ya que podrías enfrentar problemas al intentar regresar a EE. UU.
5. Aprobación y salida: Si tu solicitud es aprobada, recibirás el permiso de viaje que te permitirá salir del país y regresar sin problemas.
Recuerda que este documento solo es válido por un tiempo limitado, por lo que debes asegurarte de que tu regreso esté dentro de las fechas permitidas.
Importante:
- Es fundamental solicitar el permiso de viaje *antes de salir del país*. Salir sin este permiso puede resultar en la pérdida de tu estatus de TPS.
- El permiso de viaje no garantiza la entrada a EE. UU., ya que la decisión final siempre queda a discreción de los oficiales de inmigración en el puerto de entrada.